Desde que la serie comenzó su andadura, en 1994, devoré esta serie y sus posteriores spin-off (Atlantis y Universe) con la avidez de un lobo. Cierto es que no deberíamos suponer a un joven de 14 añitos un criterio profundo y concreto sobre calidad audiovisual, ¡Quizá tampoco ahora! pero dejad que me explique.
La serie gozaba de capítulos auto concluyentes, de un equipo de héroes sin mácula que luchaban contra villanos sin atenuantes, en aventuras, no ya fuera de la realidad del día a día, ¡directamente fuera del planeta!. Con razas extraterrestres y alguna subtrama no demasiado complicada. Simple y directo. A mí ya me suena bien como pasatiempo.
Y aunque lo disfrutaba como el enano que era, (tampoco he crecido mucho salvo quizá por la cabeza) la serie tiene grandes lagunas. La parte de Ciencia en la ciencia-ficción era, … como decirlo, …. nula. La cantidad de tonterías que podían decir seguidas, sin tener el más mínimo sentido (sobre todo en las conversaciones con Sam) para justificar lo que el guion requería era (y sigue siendo) atroz. Los extraterrestres muchas veces hablaban inglés porque sí, los efectos especiales estaban a la altura del equipo A y los gráficos por ordenador, bueno, … eran por ordenador y eso ya era mucho. Los personajes, aunque encantadores, eran bidimensionales, los platós de cartón y siempre los mismos,….los exteriores justitos, … y podría seguir una hora, … y, aun así, es una serie que vuelvo a ver con culpable placer cada 5 o 6 años.
Esta paradoja me fascina, porque nos gusta creer que buscamos calidad; que el producto que compramos ha de ser bueno para gustarnos y que las películas y series han de ser grandes producciones hechas por gente profunda y llena de arte. Pero honestamente si pensamos en las películas y series que vemos, ¿Son siempre «buenas»? no contestes, es retórica, …
Al menos diría que Stargate supo tocar algo dentro de mí en el momento adecuado, y me aficionó al género de la ciencia-ficción. Género del que ahora exijo mucho más para darle un aprobado. Stargate, desde sus diez temporadas, se atrevió a poner de manifiesto preguntas fundamentales sobre la naturaleza humana, eso sí, con excusas cutres sobre paradojas cuánticas y agujeros de gusano. ¿Cómo justificarías la superioridad humana en la tierra cuando hay multitud de otras razas inteligentes ahí fuera?¿Qué harías si tu vida fuera eterna? ¿Y si fuera muy corta? ¿Qué aceptamos como vivo y qué no, incluso ¿Qué valor tienen las naciones cuando no somos más que un «pálido punto azul» en la inmensa negrura del cosmos, lleno de civilizaciones milenarias y galácticas.
A mi Stargate me gusta, Star-wars no,… pero de eso ya hablaremos.
No me odien.